Él fue el primero. Y ya sabemos lo que eso implica. Mi primera vez con él pertenece al momento cinematográfico que más me impactó en mi infancia. La imagen de un recién llegado James Byron Dean (sí, Byron, no existen las casualidades) a su nuevo instituto en Rebelde sin causa, al que advertían que no pisase el emblema que “presidía” la entrada al centro. Esa imagen impregnó mi alma. Era la primera vez que lo veía, que lo veía y que lo sentía porque se clavó dentro de mí su vulnerabilidad.
Cada segundo, cada instante, me resulta absolutamente abrumador, me rebosa la exquisita sublimación que posee para expresarse, para expresar los sentimientos, de tal manera que consigue que conectemos íntimamente con él, porque en ese momento de talento él estaba conectando con lo más profundo de sí mismo. Y no puedo olvidar el impacto que me produjo la sensualidad inocente y consciente, ¡qué paradoja!, que se desprende de cada gesto, de cada movimiento de su cuerpo, que se marcaron como hierro candente en mi piel. Dar vida a un personaje. El vínculo perfecto entre cuerpo y espíritu.
Esa vulnerabilidad tan suya, tan única e irrepetible ha sido desde entonces, sin yo saberlo durante mucho tiempo, un leit motiv en mi amor y búsqueda en el Arte y los Artistas.
Pero esa vulnerabilidad duele, de manera sutil pero muy profunda y por ello aún ahora, su rostro, su presencia, me siguen produciendo no sólo cierto dolor, también un cúmulo de emociones ante ese goce artístico que me impiden simplemente mirarlo.
Creo que esa fue una de las semillas que, junto a otras, contribuyeron a que creciese, que despertáse dentro de mi algo que ya estaba ahí desde el principio. Y por ello lo siento tan mío, me siento tan unida a él. Eternamente. A esa flor del mal cortada fresca…¿hay algo más hermoso que mirar a un ser que te hace creer en la vida?.
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He was the first. And we know what that means. My first time with him belongs to the cinematic moment that struck me in my childhood. The image of a newcomer James Byron Dean (yes, Byron, there are no coincidences) to their new school in Rebel Without a Cause, which warned that not pisase the emblem » presided » the entrance to the center. That image permeated my soul. It was the first time I saw him, I saw him and he was sorry because stuck inside me their vulnerability.
Every second, every moment, I find it absolutely overwhelming, I exudes exquisite sublimation has to express themselves, to express feelings, so that gets us to connect intimately with him, because at that time talent he was connecting with the deepest of himself. And I can not forget the impact that caused me innocent sensuality and conscious, what a paradox !, that emerges from every gesture, every movement of his body, which were labeled as hot iron on my skin. Give life to a character. The perfect link between body and spirit.
This vulnerability as yours, so unique and unrepeatable has since been, without knowing for a long time, a leitmotif in my love and search Art and Artists.
But that vulnerability hurts, subtly but very deep and so even now, his face, his presence, I not only continue to produce some pain, also a mass of emotions before that artistic enjoyment that prevent me from simply looking at it.
I think that was one of the seeds that, along with others, helped it grow, to awaken within me something that was already there from the beginning. And so I feel so mine, I feel so attached to it. Eternally. At that fresh cut flower of evil … is there anything more beautiful to look at a being that makes you believe in life ?.
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